«¿Retirado? ¿Van diciendo por ahí que estoy retirado? Pues se equivocan», clama Pedro Miranda, un teldense universal por sus éxitos en el boxeo y que, años después de su última pelea, se mantiene en unos escrupulosos 63 kilos y medio. El dato no es menor: delata un plan militar de entrenamientos que avala su vuelta.
Carreras de montaña, jornadas innegociables de gimnasio, sesiones continuas de técnica, dieta cuidada al milímetro, descansos estratégicos... Pedro Miranda sostiene su retorno en las rutinas que ya antes le llevaron a la cima. Lo hace en silencio, sin propaganda. «Ya que me han llamado, pues lo digo, pero, sinceramente, tampoco me importa mucho que la gente se entere y opine. Tengo muy claro lo que haré, José Santana, mi entrenador y mánager, está conmigo a muerte y nada ni nadie me parará», apunta convencido. Quiere pelear fuera y pulirá su preparación en el gimnasio madrileño de Quique Soria, una de las eminencias del panorama nacional. «A mitad de febrero oirán todos hablar de mí y con dos o tres combates estaré ya en condiciones de ponerme retos. ¿Viejo? Tengo más ilusión que cuando empecé y, entonces, no me fue mal», insiste lleno de convicción.